Arden Andes

Microficciones argentinochilenas. Selección y prólogo de Sandra Bianchi

Imagen de portada: Magdalena Ladrón de Guevara

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La lengua nos une, la codillera nos separa, la historia y el poder nos acercan tanto como nos alejan. Y en el ardor por la libertad y el compromiso se produce el encuentro de la Argentina y Chile.

De un lado y otro de los Andes hay un relato común que disuelve las fronteras geográficas entre ambos países. Un gran relato se lee en esta selección de microficciones argentinochilenas: la violencia en sus distintas formas y matices asoma en la palabra, se expresa con contundencia o está mediada por la metáfora.

Estos breves, alejados de la sonrisa que suele provocar tan lúdica modalidad textual, revisan sus historias nacionales y la de América latina, los vínculos, las diferencias sociales, las desigualdades de género, la violencia cotidiana y aquella que es invisible a los ojos o se esconde en el silencio.

Un cuerpo textual ardiente –binacional aunque compartido con el resto de los países de la región– se lee “en continuado” en las páginas que siguen. Sin dividirlo en secciones, a modo de una cinta de Moebius, el recorrido de lectura también propone borrar los límites y provocar la visión del conjunto mediante la fusión semántica entre el texto de un escritor con el de otro, de modo tal que las microficciones creen sus propios enlaces, sus correlatos y sus resonancias internas.

Sandra Bianchi

 ROPA USADA I

Pía Barros

(A Ana Madre)

 Un hombre entra a la tienda. La chaqueta de cuero, gastada, sucia, atrapa su mirada de inmediato. La dependienta musita un precio ridículo, como si quisiera regalársela. Sólo porque tiene un orificio justo en el corazón. Sólo porque tras el cuero, el chiporro blanco tiene una mancha rojiza que ningún detergente ha podido sacar. El hombre sale feliz a la calle.

A pocos pasos, unos enmascarados disparan desde un callejón. Una bala hace un giro en ciento ochenta grados de su destino original. Se diría que la bala tiene memoria. Se desvía y avanza, gozosa, hasta la chaqueta. Ingresa, conocedora, en el orificio. El hombre congela la sonrisa ante el impacto.

La dependienta, corre a desvestirlo y a colgar nuevamente la chaqueta en el perchero.

Lima sus uñas distraída, aguardando.

Tamaño

14 x 20 cm.

Páginas

172

Año

2010