PERSPECTIVA
Una noche, como tantas veces lo había hecho, Narciso se asomó al espejo cristalino del río para admirar su belleza. Vaya a saberse si por causa de la falsa posición, muy inclinada, o por el ángulo de su mirada o por cualquier otra razón que ahora no importa, Narciso se vio reflejado como si fuera la luna. Desde entonces desdeña a todos los que se le acercan, no habla con nadie y soberbio y arrogante camina convencido de que él solo, por las noches, ilumina la Tierra.