“…Pleno de variados registros y extensiones, nos reencontramos en este libro con el estilo cristalino, luminoso, tintineante, colorista y poético de Lilian, con sus imágenes genésicas o con su conmovedora sencillez, con sus infalibles toque de color local unas veces y exótico otras. En ocasiones, los textos toman prestado su material de la vida; otras, en cambio, lo toman del espejo empañado de la memoria, o de la historia, y del espejo sensual de la naturaleza…”
Ángel Olgoso
Mi reino no es de este mundo
Soy emperador y mi bastión excede el límite del horizonte. Represento el mandato de mi pueblo como destinatario del linaje de mis antepasados. Respondo a las antiquísimas reglas, a las inviolables escrituras que cargo sobre mi espalda. Los ritos que se repiten desde tiempo inmemorial conforman el peso de nuestra historia milenaria. Reconozco este honor supremo, el destino sagrado que se me asigna, pero no elijo la mujer de mi simiente aunque me revista de oro y piedras riquísimas. Soy esclavo de mi poder y heredero de rituales que han perdido consistencia aunque el pueblo no pueda enfrentar mi mirada. Tampoco decido la guerra ni la paz porque ambas dependen de la aprobación de los ancianos.
Se ha dormido el centinela que vela mi sueño… Saldré fuera de la torre y me iré con las aves que cruzan el mar.
L.C.