Es posible que un hombre nos salve con su verba prodigiosa. Esa locuacidad hará de nosotros una persona de bien aunque en realidad nos patrocine el demonio. Solo es necesaria su palabra precisa y su sonrisa perfecta para despojar de las mentes censoras todo atisbo de sospecha.
En este breve compendio de casos sorprendentes, el joven letrado Ariel Bogado expondrá, ante el jurado más exigente (los lectores), una singular batería de juegos lexicales, acertijos paradojales e insólitos delitos sin quebrantamiento de ley. Un vademécum en comunión con lo admirable como solo acontece con la creación literaria cuando ha perdido la inocencia.
HISTORIA ANTIGUA
La causa era ambigua. El reo atestigua y la Corte se apacigua mientras la fiscal Mariscal averigua qué pasa en la sala contigua. El defensor Bogado ruega que la pena sea exigua pero el acusado ya se santigua.