Microlectos es el segundo volumen de minificciones de Lucila Lastero. En Regreso en breve (2015), ya nos había acercado las obsesiones que nutren sus ardides escriturarios, armas con las que ingresa a batallar, otra vez, ante este género retaceador, traidor con densidades tan mezquinas en palabras como insondables en derivas.
En este nuevo libro, los microrrelatos de Lucila se codean entre sí, se susurran secretos, de a ratos se guiñan el ojo cómplice. Complotan con (y contra) el lector, mientras discurren con una eficacia solidaria, propia de los componentes simbióticos de un organismo vivo: éste respira porque ése late y aquél siente.
Carlos Hernán Sosa
DIEGO NO DUERME
Diego escucha el viento, allá afuera, rompiendo los breves reflejos de luz contra la ventana. No puede dormirse.
Su papá deduce que su hijito está asustado. La noche anterior, entre sueños, lo escuchó decir algo sobre un fantasma. El padre prende las luces, le lee cuentos y lo abraza. Pero está muy cansado y comienza a adormecerse. A los pocos minutos, el papá duerme al lado de Diego, que sigue despierto.
Al fin, el niño siente la brisa suave que flota sobre su cama. La sombra azulada le tiende la mano. Ahora sí, después del saludo del fantasma, Diego duerme.
