los poemas de este libro, como también los ya escritos y los que aún quedan por escribir, son memoria y emociones convertidas en palabras. las imágenes, obras de Chipo Sánchez, quien fuera mi compañero de vida, no están ilustrando los textos, pero sé que están envueltas en la misma luz, y el mismo intenso amor por la vida.
sus dibujos, como lo intento con mis palabras, convocan los tiempos del alma.
Estela González
felisa
lunes
un cielo nublado con pizcas de azul se levanta
entre los techos bajos
el aire helado murmura y deshace la niebla matinal
brilla la escarcha sobre las baldosas del patio
los gorriones alborotan las ramas desnudas
pían todos a la vez
bajo la escalera un concierto de baldes agua y espuma de jabón
inclinada en el piletón del patio
con las manos rojas bajo el chorro de agua helada
Felisa blanquea ropa en la tabla de madera acanalada
(lava como antaño lavaban ropa en el río)
sujeta con cintas las motas de su pelo
abriga sus hombros un grueso mantón
flores amarillas el delantal
como cada lunes
Doña Pilar se acerca con un mate y un plato con pizza calentita
Felisa cierra la canilla y se seca las manos en el delantal
se miran sin hablar
sonríen
una tristeza fatigada las envuelve
la luz color de azufre embellece sus miradas
acerca sus silencios
invisible en el recuerdo soy la que mira
